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La vida es relación, con los demás, con el trabajo, el dinero, la sociedad, la tierra y el universo. El conjunto de nuestras relaciones forma la sociedad. La sociedad somos nosotros. Así pues, lo que cada uno de nosotros es en la relación, crea la sociedad: si somos celosos, prejuiciosos, iracundos, agresivos en nuestras ambiciones, autocompasivos con nuestra propia soledad, depresivos y exclusivos en nuestras relaciones, entonces formaremos una sociedad desquiciada.
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La vida es relación, con los demás, con el trabajo, el dinero, la sociedad, la tierra y el universo. El conjunto de nuestras relaciones forma la sociedad. La sociedad somos nosotros. Así pues, lo que cada uno de nosotros es en la relación, crea la sociedad: si somos celosos, prejuiciosos, iracundos, agresivos en nuestras ambiciones, autocompasivos con nuestra propia soledad, depresivos y exclusivos en nuestras relaciones, entonces formaremos una sociedad desquiciada.
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Peso | 0.600 |
Autor | Krishnamurti J. |
Editorial | Kairos |
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La vida es relación, con los demás, con el trabajo, el dinero, la sociedad, la tierra y el universo. El conjunto de nuestras relaciones forma la sociedad.
La sociedad somos nosotros. Así pues, lo que cada uno de nosotros es en la relación, crea la sociedad: si somos celosos, prejuiciosos, iracundos, agresivos en nuestras ambiciones, autocompasivos con nuestra propia soledad, depresivos y exclusivos en nuestras relaciones, entonces formaremos una sociedad desquiciada.
Por eso es imprescindible comprender qué es la relación, y qué significa para nosotros y para los demás cada acción en la relación, sea entre amantes, familia, amigos, profesores o la sociedad. Jiddu Krishnamurti ha sido uno de los filósofos más aclamados y carismáticos del siglo XX, cuyas conferencias y escritos han inspirado a infinidad de personas en todo el mundo. Nacido en el sur de la India y educado en Inglaterra, durante décadas habló a la gente en los más variados rincones del mundo.
Ya en 1930, George Bernard Shaw lo proclamaba como «el más grande maestro del mundo», mientras que Aldous Huxley comparaba una charla de Krishnamurti con un discurso del Buddha. Pero el propio Krishnamurti era reacio a este tipo de etiquetas: «Yo no soy su maestro, ustedes no son mis discípulos. No hay autoridad ni gurú que vaya a llevarles de la mano hacia Dios o hacia el despertar. Cada uno es su propio maestro y su propio discípulo».
Krishnamurti no representa a ninguna escuela de pensamiento (oriental u occidental), no habla de ideas, teorías o creencias, no se erige en gurú, sino que actúa como un faro que ilumina el viaje que cada uno de nosotros ha de emprender por sí mismo.