REENCARNACIÓN LA

LA REENCARNACION 

En la época en que el más fanático de los materialismos proclamaba sus negativas doctrinas, Papus; el más grande de los maestros del ocultismo, escribió esta obra.
Nadie la ha leído y nadie la leerá, sin comprender que en la hora en que las vestiduras corporales se inmovilizan, el alma humana, guiada por el doble astral del cuerpo, nace a la vida verdadera en el seno del mundo invisible.

Después de la duración necesaria para obtener de sus recientes experiencias terrestres las reflexiones que engendrarán nuevas calificaciones, el alma vuelve a descender hacia la tierra y se reencarna en tales condiciones que puede encontrarse adelantada en su evolución y así dirigirla a su supremo destino.

Debemos considerar esta obra no solamente como una tesis brillante, sino como el trabajo de un experimentador versado en los métodos científicos. Los años han pasado, pero esta obra subsiste y continuará dando consuelo, paz y certeza.

GÉRARD ANACLET VINCENT ENCAUSSE, más conocido como “Papus”, fue un médico francés nacidoel 31 de julio de 1865 en La Coruña, hijo de padre francés, el químico Louis Encausse, y de madre española, Irene Pérez.
Inició sus estudios en la Facultad de Medicina de París, pasando las tardes en las Biblioteca Nacional de París, o en la Biblioteca del Arsenal, estudiando a los autores clásicos de la alquimia y de la cábala y se hizo miembro de la rama francesa de la Sociedad Teosófica. Se doctoró en Medicina con una tesis sobre Anatomía Filosófica y abrió una próspera clínica en la rue Rodin.
Más tarde creó los “Grupos independientes de estudios esotéricos”, las primeras Logias Martinistas y la “Facultad de Ciencias herméticas”. Fue nombrado Oficial de la Academia y Oficial de Instrucción Pública.
Recorrió varios países de Europa estudiando todo tipo de medicina, la oficial y la de los curanderos, aprendiendo procedimientos desconocidos para la medicina oficial. En muchas ocasiones, para efectuar el diagnóstico, observaba en primer lugar el cuerpo astral del enfermo.
Luchó constantemente contra el materialismo y el ateísmo, divulgando la espiritualidad.
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Encausse se alistó en el cuerpo médico del ejército. Mientras trabajaba en un hospital militar, contrajo la tuberculosis y murió el 25 de octubre de 1916, a los 51 años.