9788495593658
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Tiberio Cesar, Publio Lentulo, Presidente de Judea, escribió la siguiente epístola sobre nuestro Salvador al Senado. "Apareció en nuestros días un hombre, de la nación judía, de gran virtud llamado JESUCRISTO que todavía vive entre nosotros y que los paganos lo aceptan como Profeta de la verdad, pero Sus discípulos Lo llaman el Hijo de Dios resucita a los muertos y cura todo tipo de enfermedades.
Es un hombre de estatura bastante alta y atractivo, con un rostro muy respetuoso, hasta el punto que quien lo mira puede tanto amarlo como temerlo, su cabello es (del color del) castaño, perfecto.
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EVANGELIO DE LOS DOCE SANTOS EL
Tiberio Cesar, Publio Lentulo, Presidente de Judea, escribió la siguiente epístola sobre nuestro Salvador al Senado. "Apareció en nuestros días un hombre, de la nación judía, de gran virtud llamado JESUCRISTO que todavía vive entre nosotros y que los paganos lo aceptan como Profeta de la verdad, pero Sus discípulos Lo llaman el Hijo de Dios resucita a los muertos y cura todo tipo de enfermedades.
Es un hombre de estatura bastante alta y atractivo, con un rostro muy respetuoso, hasta el punto que quien lo mira puede tanto amarlo como temerlo, su cabello es (del color del) castaño, perfecto.
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Formato | Rústica |
Publicación | 2011 |
Medida | 15 x 24 x 1.2 |
Peso | 0.368 |
Páginas | 234 |
Autor | Anónimo |
Editorial | Equipo Difusor del Libro |
Tiberio Cesar, Publio Lentulo, Presidente de Judea, escribió la siguiente epístola sobre nuestro Salvador al Senado. "Apareció en nuestros días un hombre, de la nación judía, de gran virtud llamado JESUCRISTO que todavía vive entre nosotros y que los paganos lo aceptan como Profeta de la verdad, pero Sus discípulos Lo llaman el Hijo de Dios resucita a los muertos y cura todo tipo de enfermedades.
Es un hombre de estatura bastante alta y atractivo, con un rostro muy respetuoso, hasta el punto que quien lo mira puede tanto amarlo como temerlo, su cabello es (del color del) castaño, perfecto, liso hasta las orejas, a partir de donde desciende más rizado y es ondulado en los hombros.
En el centro de la cabeza tiene una raya o separación en el pelo, según la manera de los Nazaritas. Su frente es lisa y muy delicada. Su cara no tiene ningún lunar ni arruga, embellecida por un rojo encantador. Su nariz y boca están tan formadas que no se les puede reprochar nada.
Su barba es espesa, del color de Su cabello, no muy larga, aunque hendida. Su mirada es inocente y madura, Sus ojos, grises, claros y despiertos. Al reprender la hipocresía es terrible, al advertir, cortés y agradable, de conversación agradable, mezclada con la gravedad.
No se recuerda que nadie Lo haya visto Reír, pero muchos Lo han visto Llorar. La proporción de su cuerpo, excelente, Sus manos y brazos son delicados a la vista. Hablando es muy moderado, modesto y sabio. Un hombre que, por Su belleza singular, supera a los hijos de los hombres".