Vivimos en una cultura proyectada hacia adelante. Hemos aprendido que algo en el futuro producirá una sensación de bienestar y nos esforzamos por lograr ese algo. Pero es este mismo esfuerzo lo que produce insatisfacción. La necesidad constante de lograr lo que creemos que es mejor que lo que tenemos ahora nos estresa y nos sitúa en un círculo de dolor...